El 10 de octubre de 2005, el pleno del ayuntamiento de Capri decidió por votación unánime darme la ciudadanía de honor de Capri, y constituirme miembro del Senado de la Cultura, considerándome como una especie de embajador de Capri por el mundo. Asistieron ministros, y el Síndaco de Capri me invistió con la Ciudadanía de Honor. El ministro de cultura me nombró Miembro del Senado de la Cultura, en un acto muy emotivo y que guardo como un recuerdo imperecedero. Asistieron también numerosos amigos y conciudadanos de Capri.